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El cambio climático tiene efectos significativos en las actividades económicas, el bienestar de la población  y los ecosistemas (IPCC, 2007a). La evidencia disponible actualmente sugiere que es prácticamente inevitable un aumento de 2ºC de temperatura durante la primera mitad de este siglo, con sus consecuentes impactos climáticos adicionales (Stern, 2007). En este sentido, América Latina durante este siglo deberá reconocer la importancia de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas a modo de reducir los impactos climáticos y buscar, al mismo tiempo, transitar a una senda de desarrollo sostenible. Así, el principal objetivo de este documento es identificar algunos patrones regulares dentro del conjunto de los procesos de adaptación tomando como referencia América Latina y el Caribe. América Latina y el Caribe, sin embargo, enfrentan diversos riesgos, que deben ser administrados de forma apropiada para alcanzar un desarrollo sostenible durante la primera parte de este siglo. Estos riesgos incluyen:

1.El riesgo de crecimiento económico asociado a un “boom” exportador de materias primas que ha estado acompañado de un cierto proceso de “primarizacion de las economías”. Ello conlleva un ritmo de explotación de los recursos naturales que plantea un riesgo para la sostenibilidad a largo plazo.

2. El riesgo colateral del crecimiento económico actual que implica una demanda creciente de energía, alimentos, materias primas o incluso presiones adicionales sobre el medio ambiente.

3. El riesgo de las condiciones sociales, determinado por la amplia proporción de población con alta vulnerabilidad a diversos shocks económicos o de desastres naturales. Esto es, existe en ALC una población con ingresos apenas por encima de la línea de pobreza. Para este segmento de la población cualquier tipo de shock tanto económico o de eventos climáticos extremos implica la posibilidad real de regresar a condiciones de pobreza.

Finalmente, el riesgo del cambio climático ya que la tendencia actual de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se encuentra apenas por debajo del escenario que proyecta un aumento en la temperatura promedio en el rango de entre 2.4°C y 6.4°C. De este modo, América Latina deberá administrar apropiadamente los cuatro riesgos mencionados, lo cual implica desarrollar una estrategia que permita hacer sostenible al crecimiento económico; desacoplar de la trayectoria del ingreso al consumo de energía y otros insumos; construir una matriz energética apropiada; conformar una red de protección social que disminuya la vulnerabilidad y avanzar en los procesos de adaptación al cambio climático. Un proceso de adaptación, en el sentido amplio, incluye cualquier ajuste deliberado en respuesta a las nuevas condiciones climáticas, sean estas reales o esperadas (Agrawala y Fankhauser, 2008; IPCC, 2007b). La evidencia disponible muestra que existen diversos patrones regulares en estos procesos de adaptación que es fundamental identificar para inducir procesos de adaptación eficientes económica y socialmente. Existen diversos estudios que estiman tanto los impactos del cambio climático como los costos de adaptación. La comparación entre los procesos de adaptación y los impactos del cambio climático muestran que los procesos de adaptación eficientes conllevan beneficios importantes ya que su costo económico se encuentra por debajo de los impactos esperados del cambio climático. Así, se observa que los costos estimados de adaptación, con una gran incertidumbre, no superan el 0.5% del PIB de la región; por su parte, los impactos esperados se ubican entre el 1.5% y el 5% del PIB regional actual. Ello indica la importancia de implementar medidas eficientes de adaptación que permitan reducir los impactos negativos del cambio climático.

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