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La ciudad de San Luis Potosí se ubica sobre el valle de una cuenca semiárida en la región centro-norte de México. La ciudad ha experimentado un acelerado crecimiento urbano, demográfico e industrial en las últimas cinco décadas. Derivado de este proceso de crecimiento constante, la demanda de agua para satisfacer a la población y a la industria ha reconfigurado los usos y los derechos de agua en la ciudad. De este modo, el abasto de agua se entreteje con una serie de decisiones políticas, jurídicas e institucionales para garantizar los volúmenes requeridos. Los derechos de agua asignados al organismo operador y los concesionados al robusto sector industrial de la ciudad han puesto a prueba el modelo de gestión del agua urbana, especialmente porque el acuífero profundo es la fuente principal, del cual se extrae, de acuerdo con la información oficial, hasta el 92% del volumen requerido por los usos urbanos. Por otro lado, la extracción intensiva de agua subterránea ha generado diversos impactos socio-ambientales, y ha servido como justificación del discurso oficial para trasvasar agua hacia la ciudad. Bajo el modelo de gestión que prioriza la oferta, el referente para el abastecimiento de agua se asocia únicamente con el aumento de la infraestructura que permite incorporarla rápidamente a las zonas urbanas industrializadas.

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